Miguel Angel Prats

 Data de publicació: 13/09/01

El concepto de microclima en educación


Educar no sólo es responsabilidad de escuelas y maestros. La primera institución educativa básica es la familia. En ella se crean y se fomentan los valores y actitudes necesarios para vivir en comunidad.

"A medida que nos acercamos al siglo XXI es evidente que el sistema actual de educación superior está en crisis: no satisface adecuadamente las necesidades actuales y se enfrentará aun a presiones más fuertes los próximos años. Las necesidades de aprendizaje de la sociedad en conjunto están cambiando, como lo hace también la composición demográfica de la población infantil. La clave para encarar estos retos tan importantes es el desarrollo de una estructura de aprendizaje global digital, capaz de ir más allá de las limitaciones de modelos centrados en campus virtuales, tratando estilos de aprendizaje diferentes y satisfaciendo las exigencias, tanto de una población infantil cada vez más heterogénea, como de una nueva economía."
Carol Twigg y Michael Miloff. La infraestructura del aprendizaje global.

Tal y como decíamos en la introducción, es importante entender que la escuela deja de ser la institución hegemónica de transmisión de conocimientos y actitudes para vivir en sociedad. Ahora más que nunca, y aunque no esté de moda, es la familia la que tiene una mayor responsabilidad en dejar un legado que afectará nuestros comportamientos y nuestra vida en sociedad. Valores como la comprensión del otro, la convivencia con otras culturas, el hacer cosas sin esperar nada a cambio y el peso que dedicamos al ocio empiezan a ser necesarios.

El tipo de sociedad que tenemos no es nada más que un puro reflejo del microclima que se vive en el hogar. En esa pequeña comunidad de pocos habitantes se viven experiencias únicas e irrepetibles que modelan poco a poco la personalidad, el estilo y el orden de prioridades en la vida.

Supongo que ahora se preguntarán, ¿qué tiene que ver todo esto con la tecnología? Pues bien, ¡más claro, el agua! Si no se fomentan unos valores y actitudes adecuados en el núcleo familiar, el uso que podamos hacer de la tecnología, entre otras muchas cosas, será directamente proporcional a la valoración que hagamos de ella y con ella.

En una sociedad donde la información es poder y donde la tecnología nos depara un sinfín de sorpresas, el uso que hagamos de ellas depende fundamentalmente de lo que pensemos y valoremos. Y muchos de esos pensamientos y valoraciones crecen y debutan en el seno de la familia.

Más nos vale que reflexionemos y dialoguemos sobre qué opinamos ante imágenes o noticias que hablan de racismo, inmigración, exclusión social o terrorismo.

Aquí Internet y los ordenadores poco nos van ayudar. Es la diferencia entre las máquinas y nosotros. Mientras ellas obedecen y ejecutan, nosotros somos capaces de optar y decidir en función de unos valores y de unas actitudes bien fundamentadas en nuestro primer microclima educativo: la familia.


Miquel Àngel Prats
Profesor de Nuevas Tecnologías en la Educación
Universidad Ramon Llull

© Miquel Àngel Prats, 2000-2001.


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